top of page

El Antepecho del Púlpito: Redescubriendo una Obra Barroca con Tecnología del Siglo XXI

  • Foto del escritor: Simon Pedro
    Simon Pedro
  • 2 jul
  • 4 Min. de lectura

Un fragmento anónimo que revela siglos de historia

En el silencioso pasillo del patio interior del Museo de la Iglesia de San Francisco de Santiago de Chile —un lugar cargado de simbolismo y resistencia histórica— se conserva una joya del arte sacro barroco: el antepecho de un púlpito tallado en madera, cuya autoría permanece en el anonimato, pero cuyo valor artístico y cultural es incuestionable.

Esta pieza, datada a comienzos del siglo XVIII, fue originalmente parte del mobiliario litúrgico de la Capilla de la Caridad, una institución religiosa activa en la vida espiritual y social de la época. La obra está realizada en madera cuidadosamente tallada, ensamblada y policromada, lo que sugiere no solo una técnica refinada, sino también un conocimiento del lenguaje visual religioso del periodo colonial.



Un templo con memoria de piedra

La Iglesia de San Francisco, que hoy acoge esta pieza, es el edificio más antiguo de Chile Edificada en el mismo lugar donde se encontraba la primera versión del templo, destruido por un terremoto en 1583, terminó su construcción en 1618, conserva su estructura original de muros de piedra y planta de cruz latina. A lo largo de los siglos, ha sobrevivido a numerosos terremotos, incluida la catástrofe de 1647 que arrasó gran parte de la ciudad, lo que la convierte en un símbolo resiliente del patrimonio arquitectónico chileno. Fue declarada Monumento Histórico en 1951 y, en 1998, incluida en la lista tentativa de bienes postulables a Patrimonio de la Humanidad.

La Iglesia de San Francisco hacia el oriente (1872) - Dominio público
La Iglesia de San Francisco hacia el oriente (1872) - Dominio público



El proceso de digitalización: fotogrametría aplicada al patrimonio

Para conservar digitalmente esta pieza y facilitar su estudio, decidí emplear una técnica de fotogrametría de alta resolución, un método que permite generar modelos tridimensionales a partir de fotografías comunes.

El proceso comenzó con la toma de 153 fotografías en ángulos estratégicamente planificados, utilizando luz natural difusa para capturar la textura, el relieve y el volumen del objeto sin generar sombras duras. Cada imagen fue calibrada para asegurar la coherencia cromática y la nitidez necesaria.

Posteriormente, las imágenes fueron procesadas en un software especializado que reconstruye el volumen del objeto mediante el análisis de puntos en común entre las distintas tomas. Este paso generó una nube de puntos densa, que luego fue convertida en una malla tridimensional detallada.

Como el objeto original no era accesible por todas sus perspectivas ya que estaba apollado en el suelo y en una pared que no dejaban ver su forma interior, realicé un trabajo de cierre digital en la parte inferior, trasera y superior del modelo, aplicando principios de simetría y estilo para mantener coherencia con el diseño original. Finalmente, la malla fue optimizada y retopologizada para su correcta visualización en entornos digitales, lo que permitirá integrarla en visores 3D online, catálogos virtuales o incluso experiencias inmersivas de realidad aumentada.


Este ejercicio de reconstrucción no es solo un homenaje a los artesanos anónimos del pasado, sino también una herramienta poderosa para acercar el patrimonio a nuevas generaciones. Gracias a la tecnología, obras como este antepecho de púlpito pueden trascender los límites físicos del museo o el templo, permitiendo que su valor simbólico, artístico e histórico sea reconocido y apreciado en todo el mundo.



Estilo barroco y características ornamentales

El fragmento que observé corresponde al antepecho de un púlpito, probablemente perteneciente a un conjunto más amplio hoy desaparecido. De autor anónimo y datado a principios del siglo XVIII, este elemento presenta los rasgos distintivos del barroco colonial andino: formas ondulantes, decoración vegetal tallada, simetría dinámica y una clara intención de dramatismo visual en los detalles curvos, especialmente en las volutas de las esquinas y en los motivos de cartelas y guirnaldas. La superficie conserva restos de policromía en azul, rojo y dorado, lo que sugiere que originalmente debía deslumbrar a los fieles desde lo alto del púlpito, dentro de un templo barroco de gran riqueza visual.


¿Por qué estaba colocado al revés?

Al analizar el objeto, comprendí que su colocación invertida en el museo respondía probablemente a razones prácticas y de conservación. La base original del antepecho es más estrecha y delicada, lo que dificulta que el fragmento se mantenga de pie si se apoya en su posición normal. En cambio, la parte superior —más ancha y plana— ofrece mayor superficie de contacto con el suelo, brindando estabilidad al exhibirse como un objeto suelto.

Además, en un contexto museográfico informal como el del patio interior, donde la pieza está expuesta de manera transitoria y no en una vitrina o pedestal diseñado, este tipo de solución es común para evitar caídas, roturas o deterioro.



Una pieza silenciosa que vuelve a hablar

Este proyecto, más allá de lo técnico, ha sido una forma de devolverle visibilidad y dignidad a un objeto que, a pesar de haber sido desplazado de su contexto litúrgico, sigue irradiando belleza y simbolismo. El antepecho del púlpito es testimonio de una época, de una fe y de una estética que merece ser difundida.

Gracias a la tecnología y al encuentro fortuito en un rincón del museo, este fragmento olvidado vuelve a contar su historia, y yo tengo la fortuna de ser parte de esa relectura.

Después de un proceso minucioso de captura, reconstrucción y optimización, tengo el placer de compartir el modelo tridimensional final del antepecho de púlpito que descubrí durante una visita al museo en plena pandemia.

Este fragmento barroco, originalmente perteneciente a la Capilla de la Caridad y actualmente resguardado en la Iglesia de San Francisco de Santiago, fue fotografiado en una posición invertida, debido a que su base original —más estrecha y ornamentada— no permite que se mantenga estable por sí sola. Este detalle, aunque accidental, me obligó a repensar su estructura en el entorno digital y a reconstruir virtualmente las partes faltantes para lograr una presentación coherente y fiel a su diseño original.


Este render no solo es una representación visual, sino también un pequeño acto de recuperación patrimonial. Es una invitación a contemplar, estudiar y redescubrir la riqueza estética y simbólica de nuestro pasado, ahora accesible desde cualquier lugar del mundo.

🔍 Haz clic para explorar el modelo en detalle.


 
 
 

コメント


bottom of page